EL PODEROSO THOR. ¡SI ASGARD PERECIERA...!
Título original: The mighty Thor
ISBN: 9788498856200
Género: Cómics, Novela Gráfica
Editorial: PANINI
Fecha de publicación: 1976
Fecha de edición: 2011
Número de páginas: 224
Sinopsis:
El espectacular arranque de la inolvidable etapa de Len Wein y John Buscema en la colección del Dios del Trueno. Para salvar el Universo, Thor y los Tres Guerreros deben viajar a través del tiempo. Su misión: impedir que los Torcedores destruyan todo lo que existe. Pero, ¿qué ocurriría si fracasaran? ¿Qué pasaría si la Tierra tuviera que afrontar su destrucción absoluta? ¡Además, la furia del Señor del Fuego, el ataque de Mangog contra las puertas de Asgard y las amenazas de Ulik y Zarrko, el Hombre del Mañana!
Contiene Thor 242-253 USA
Jareth: OFICIO Y BUEN HACER
Con esta recopilación en un sólo tomo de varios números del Thor de mediados de los 70, Panini se ha anotado un acierto más en su exitosa línea Marvel Gold, donde se recopilan cómics del universo Marvel descatalogados e incluso inéditos por nuestras tierras, y que en su momento tuvieron bastante éxito. En ese sentido, ésta es una obra paradigmática del buen y oficioso hacer de los equipos de Marvel por aquellos tiempos. Por un lado está, a los lapices, el legendario John Buscema y por otro Len Wein, famoso entre otras cosas por co-crear a Lobezno y por haber escrito algunos de los primeros números de la nueva Patrulla X, antecediendo al gran Chris Claremont. Con estos dos importantes caballos de batalla de la Casa de las Ideas el resultado no podía defraudar y, sinceramente, no lo hace.
En este volumen he podido encontrar y revivir parte de la magia que a lo largo de las décadas ha ido convirtiendo en legión a los lectores de cómics de superhéroes.
¡Si asgard pereciera...!, el recopilatorio que utiliza el título y la portada del número 250 USA, reúne tres arcos argumentales de aventuras del mítico Thor muy diferentes pero que mantienen, más allá del protagonista, una premisa común a todos ellos e irrenunciable en este tipo de comics, que es el entretenimiento y la espectacularidad.
En el primero de los ciclos, Thor, en compañía de los asgardianos Fandral, Hogun, Volstagg, y su amada Jane Foster, que se encuentra poseída por el espíritu de Lady Siff, tendrá que aliarse con Zarrko, el hombre del mañana, para viajar en el tiempo y enfrentarse una amenaza que se cierne sobre la Tierra y que viene del futuro. Esa amenaza son los llamados Torcedores del Tiempo, unos impasibles alienígenas que viajan desde el final de los Tiempos, en busca de respuestas, y que con su sola presencia pueden destruir planetas. Una aventura que mezcla a dioses con seres de otros planetas al más puro estilo space opera, pero donde los rayos lasers son sustituidos por golpes de martillo, confiriendo un marcado tono épico a esta aventura de señas galácticas. Len Wein consigue, casi milagrosamente, conciliar así el mundo mítico de los dioses asgardianos con la ciencia ficción amiga de las paradojas temporales en una misma historia, dejando entrever de paso su admiración, y deuda, por Ray Bradbury o Rod Serling ( creador de la serie televisiva La Dimensión desconocida), como muy bien señala Raimon Fonseca en la introducción a este volumen.
En el segundo de los ciclos, Thor deberá viajar a la ficticia república sudamericana de Costa Verde que se ve amenazada por un grupo de malintencionados revolucionarios, que cuentan misteriosamente con la ayuda del otrora heraldo de Galactus, el temible y altivo Señor del Fuego. En esta aventura la intervención y ayuda de Jane Foster será fundamental, destacándola no tan sólo como la amada del dios del trueno sino también como personificación de la diosa guerrera Lady Sif.
En el tercer, y a mí parecer mejor de los tres ciclos del volumen, Thor vuelve por sus mejores ruedos, los de Asgard y la mitología nórdica, desobedeciendo la orden de exilio a la que lo había condenado su todopoderoso padre Odín. Una vez en Asgard deberá enfrentarse al monstruoso Mangog y al sibilino Igron, viajar a los dominios de Hela, la diosa de la muerte, y luchar primero y colaborar después con Ulik, el más fuerte de los trolls. Pero no se encontrará sólo en su aventura si no que tendrán cita en ella personajes como Balder el Bravo, la despechada reina Norn, Karnilla, e incluso Lady Sif, que regresará en sustitución de Jane Foster.
Como curiosidad, en este arco argumental veremos una de las facetas de Thor que luego explotaría espléndidamente Walter Simonson, y que no es otra que su pavor, incapacidad, inquietud, o lo que sea, que le impide gobernar en sustitución de su padre, el sabio Odín. El Dios del trueno elude esa responsabilidad suprema que le corresponde como heredero, aunque en esta ocasión tenga una buena excusa para ello. Como no, dejará al noble Balder semejante tarea, mientras él se lanza de nuevo al peligro en pos de su padre.
Pese a la destacada diferencia argumental entre los tres ciclos, los ingredientes básicos de la aventura se encuentran presente en buenas dosis en todos ellos, llegando a su máximo apogeo con el esperado regreso de Thor a Asgard. Los argumentos de Len Wein son sencillos pero atractivos, garantizando un buen seguimiento por parte del lector. Los diálogos también están bien construidos, plenos de coherencia, aunque quizás resulten algo cargantes para los no acostumbrados al lenguaje solemne y operístico de los asgardianos.
Pero si algo hay que destaca en este cómic, como es de rigor en un cómic de estas señas, es su dibujo. John Buscema demuestra en él porque ha sido desde siempre uno de los dibujantes de referencia, yo diría que canónicos, del cómic de superhéroes (...y no me olvido de Conan). Sus ilustraciones rebosan fuerza, dinamismo, y un hálito épico en los enfrentamientos, sin los cuales este cómic se vería terriblemente mermado. En los dos primeros arcos argumentales se encuentra entintado por el más cumplido Joe Sinnot, que refina con pulcritud sus lápices. En el tercero, el entintado corre a cargo de Tony Dezuniga que ya desde la primera página (en el 248 USA) muestra sus diferencias frente al trabajo de Sinnot. Su entintado es más desdibujado, menos fino y detallado, con un trazo más tosco, pero marcado y enérgico, que el de su compañero de oficio. Aunque personalmente prefiero el entintado de Sinnot, más fiel al trabajo de John Buscema, he de reconocer que Dezuniga funciona muy bien en las escenas de combate. En sus manos, las imágenes de lucha, se ven impregnadas de un ímpetu y brusquedad que generan una sensación de poder, fuerza y energía, esenciales para ese tipo de escenas. Me viene, por ejemplo, a la cabeza el sensacional enfrentamiento con Ulik, el troll, y el monstruoso Trogg.
En definitiva, ¡Si Asgard pereciera...!, es un buen cómic para los amantes del género, pero también para todos aquellos que busquen pasar un buen rato, disfrutando de la acción sin respiro que ofrece un guión trepidante y fluido y unos dibujos francamente formidables. Quizás no sea una obra maestra, ni una obra de referencia, pero sí una buena muestra de ese tipo de cómic popular de los setenta, humilde y sin aspiraciones autorales, ni de trascendencia, lo cual no está reñido necesariamente con la calidad; ese tipo de cómic que esencialmente perseguía, mes tras mes, hacer disfrutar de lo lindo a su público con las hazañas de sus héroes favoritos. Y vaya si lo conseguía.
El volumen viene completado con una historia en dos partes, guionizada por David Kraf y dibujada por Pablo Marcos, que francamente es bastante olvidable desde ambos puntos de vista. En ella se cuenta el enfrentamiento de un jovencísimo Thor con un joven gigante que deparará una enseñanza para ambos.
Mi valoración: 7 (sobre 10).
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