viernes, 31 de agosto de 2012

"BOSQUE MITAGO" de Robert Holdstock

Título Original: Mythago Wood
Autor: ROBERT HOLDSTOCK
ISBN/ASIN: 9788496208285
Género: Fantasía
Editorial: GIGAMESH
Fecha de edición: 2005

Año de primera publicación: 1985

(* Existe otra edición descatalogada del año 89 , publicada en la colección Gran Fantasy de la editorial MARTINEZ ROCA)










Jareth: DESDE LA PROFUNDIDAD DEL BOSQUE Y DE LA MENTE

"Bosque Mitago" aparece por vez primera como un relato  allá por el año 1981, en la publicación inglesa The Magazine of Fantasy and Science Fiction. Al año siguiente ya había ganado uno de los mayores premios con que se puede galardonar una obra de género fantástico: el  World Fantasy Award.  Viendo las inmensas posibilidades de su relato, Robert Holdstock, lo amplió hasta convertirlo en una novela de unas 288 páginas ( en la edición de Martínez Roca), que es justamente la que nos ocupa. 

Al contrario de lo que se pudiera esperar, una perdida del vigor o pulso originario, Holdstock tejió habilmente una de las novelas más fascinantes y singulares que haya dado la fantasía de los años 80. Una novela que le llevó a ganar, de nuevo, en el 85  el World Fantasy Award,  el British Fantasy Award y nuestro nacional Gigamesh de Fantasía, y de la que una figura reputada del género como Michael Moorcock llegó a decir: "Para mí, éste es el libro de fantasía más importante de los años ochenta; una obra para leer muchas veces y redescubrir con placer a cada nueva lectura".



Y es que si hay algo que, sin duda,  "Bosque Mitago" ofrece es una historia muy alejada de los derroteros más convencionales a los que se había entregado el género siguiendo la estela de un beatificado Tolkien. Nada tenía que ver con guerreros, magos, elfos, dragones y demás arquetípicas criaturas del género. Nada con las mediocres y adocenadas historias que una horda de oficiosos escritores alumbraron y siguen alumbrando en cantidades industriales.  "Bosque Mitago" supone un deslumbrante regreso a la literatura fantástica más pura y tradicional, que es aquella que introduce lo maravilloso, lo fabuloso, lo mágico e inexplicable, en el seno de la más mundana cotidianidad. Es decir, una fantasía que tiene su principal razón de ser en la brecha abierta entre lo común y lo único, entre lo vulgar y lo especial, entre lo real y lo irreal.  Una fantasía con visos de credibilidad, porque no tiene lugar en tierras remotas ni mundos imaginarios sino en el mundo tal y como lo conocemos. Esto es algo que Holdstock parece tener muy claro, ya que contextualiza su historia en 1947, en algún lugar del condado de Herefordshire, en plena campiña inglesa. Además, se sirve de la narración en primera persona para dotar de una mayor entidad y verismo, de una "voz propia", a su personaje protagonista, con el que el lector  paulatinamente ser irá identificando, emocionando, y en definitiva, descubriendo la excepcional aventura que éste se encontró a su regreso de la Segunda Guerra Mundial.  



"Bosque Mitago" nos narra la historia de Steven Huxley, el menor de dos hermanos, a su regreso a Refugio Roble, el hogar, construido junto al misterioso bosque Ryhope,  en el que junto con su hermano, Christian, su difícil padre, George, y  su madre, gravemente enferma, vivió su infancia y adolescencia.  Steven sabe, ya antes de su regreso, de la muerte de su padre víctima de una enfermedad ( su madre murió mucho antes ), pero lo que no sabe, ni espera encontrar a su regreso, es que su hermano , al que encuentra irreconociblemente  envejecido y dejado, parece haber heredado la obsesiva e inquietante fascinación de su padre por el bosque. Por si fuera poco, éste le revela que Guiwenneth,  la chica de misteriosos orígenes, con la que había contraído matrimonio y de la que le habló felizmente por correo, se ha marchado. Cuando Steven intenta indagar en el motivo y lugar de la marcha de la mujer de su hermano, únicamente recibe por respuesta de éste: "Pertenecía a papá, se ha ido, y no hay más que hablar".  Poco después Christian, que se ha vuelto inquietantemente huraño y distante, se adentra en las inmensidades del  bosque.  Un bosque donde el tiempo y el espacio se distorsionan de tal manera que se diría interminable.

Ante la larga ausencia de su hermano, a Steven, no le queda otra que bucear en los escritos de su padre para descubrir el insondable misterio que los acecha. De esta forma va descubriendo más acerca los extraños fenómenos localizados en el ancestral bosque y de los "mitagos", esas insólitas criaturas  alumbradas por el inconsciente colectivo, que habitan en el bosque, y que él ya de pequeño había atisbado en sus lindes. Criaturas tales como el legendario  Robin Hood, los shamiga,  el temible y voraz Urscumug, una bestia a camino entre el hombre y el jabalí, y tantos otros. Pero, cuando uno debe resolver un misterio, al final no tiene más remedio que zambullirse de pleno en él. Es así como Steven Huxley, en compañia del piloto Harry Keeton, se adentrará en el insondable bosque Ryhope en pos de su hermano, en pos de un secreto familiar largamente oculto, en pos del amor, en pos de Guiwenneth...


Este es a grandes rasgos el argumento principal de "Bosque Mitago". Algunos pensaran que la idea del bosque encantado y del reino o mundo oculto no son precisamente nuevos, y tiene razón.  Ahí está, por ejemplo, "El mundo perdido" de Conan Doyle. Pero la habilidad y mérito de Holdstock es darle a esas ideas clásicas una nueva dimensión y frescura,  haciéndolas compatibles con las teorías psicologistas de Jung, con el racionalismo del mito,  sin perder por ello su esencia de composición esencialmente "mágica".  El autor inglés consigue así hacer algo similar a lo que Lovecraft o Hodgson lograron  con el género de terror: la creación de un fascinante cosmos que hunde sus raíces en los recovecos más primarios de la psique humana, sin desdeñar la verosimilitud y la ciencia. Las similitudes con Lovecraft y Hodgson no se acaban aquí ya que, al igual que ellos, gusta de la narración en primera persona para crear una atmósfera cautivadora, subyugante y envolvente, que no suelta al lector.  Un recurso que bien dosificado y administrado, como es el caso, permite que el lector vaya participando de las vivencias y descubrimientos del personaje a medida que éste se las narra. Un modo de narración directo que siempre deja espacio para lo incognoscible, para la inagotable pregunta y para lo infranqueablemente velado, ya que su irrenunciable subjetividad impide el conocimiento completo y "objetivo" que otorga un narrador omnisciente. Y más cuando lo que nos ocupa es lo fantástico. Conviene recordar aquí  las atinadas, y ya citadas, palabras de Moorcok: "una obra para leer muchas veces y redescubrir con placer a cada nueva lectura".



"Bosque Mitago" es una novela deliciosa que uno debe leer sin prisas, saboreando y captando intensamente sus múltiples matices y aromas. La sensación omnipresente del bosque está tan lograda que uno incluso se puede llegar a sentir su olor, su humedad... Y es que Holdstock apunta su certera prosa más allá del sentido de la vista.  Pese a todo su estilo es tremendamente sencillo, en absoluto barroco.




El lector  que se adentre en sus dominios podrá disfrutar de unos personajes sencillos pero bien definidos, algunos de ellos odiosos otros cautivadores. Podrá conocer a  la hermosa Guiwenneth y caer, como los Huxley, rendido a su encanto. Podrá saber de la suerte de los hermanos Huxley en sus andanzas en el interior del bosque. Y, en definitiva, podrá participar de la emoción  de descubrir uno de los lugares más sugerentes que ha dado la literatura fantástica en los últimos treinta años. 


Llegados a este punto, creo que es conveniente lanzar un claro mensaje para navegantes.  Que nadie espere una novela de pura acción, de continuas luchas y batallas, y trepidantes e incesantes pericias. No. Y si es así esta no es la novela que buscan. Esta es una novela no convencional dentro de su género, con un ritmo distinto. Los sucesos en "Bosque Mitago" son de otro orden, aunque también  haya enfrentamientos y luchas.  Es una narración atmosférica, de exploración y, por tanto, de descubrimiento. Un viaje hacia un ancestral misterio, que absorbe a medida que se sabe más. 

Visto lo visto, no es de extrañar que Holdstock siguiera desarrollando el potencial de su creación con otras novelas, como  "Lavondyss", la supuesta continuación de "Bosque Mitago", tan lograda o más que su predecesora. Aunque los protagonistas, a excepción del bosque, son otros  y pueden ser leídas de forma independientemente, ya que son historias conclusas, os recomiendo que os iniciéis con la que nos ocupa. Los restantes títulos, desgraciadamente, no han sido editados en nuestra lengua, probablemente porque los manidos seriales de turno sean más rentables.  Desconozco su calidad puesto que sólo he leído las dos editadas en España. Por si a alguien le interesa, en total, la saga del bosque Ryhope se compone de siete libros independientes  que son: Bosque Mitago (1985), Lavondyss (1988), The Bone Forest (1991), The Hollowing (1993), Merlin's Wood (1994), Gate of Ivory, Gate of Horn (1997) y Avilion (2009).  Desgraciadamente Holdstock abandonó tempranamente este mundo en 2009 con tan sólo 61 años. Nadie sabe que otras joyas hubiera  podido dar a la literatura fantástica, pero el legado de esta saga, por si sólo,  hará que su nombre siempre sea escrito con mayúsculas en el género que tan bien cultivó y, lo que es más aún,  que un buen número de lectores  le sigan rindiendo culto de la mejor de las maneras: leyendo sus libros.  


Mi valoración: 9 ( sobre 10 )



viernes, 24 de agosto de 2012

"CORTO MALTÉS: LA JUVENTUD" de Hugo Pratt

Autores: HUGO PRATT
Título Original: La Giovenezza
Primera Publicación: 1981
Edición: 2011
Formato: Cartoné
Tamaño: 22 ’5 x 29 ’7
Páginas: 88
Color: Color
ISBN: 84-96325-59-8
PVP: 18,00€











Jareth: JUVENTUD, DIVINO TESORO


Hace ya bastantes años desde que leí, por primera vez,  una historia de "Corto Maltés" y, desde entonces, no he dejado de leer aventuras de este cautivador paradigma del impenitente viajero-aventurero surgido de las privilegiada mente del italiano Hugo Pratt. Esa primera historia fue "El secreto de Tristan Bantam" , a la que seguirían muchas otras, a cual más magnífica, como "La balada del mar salado", "La laguna de los hermosos sueños", "Fábula en Venecia", "La casa dorada de Samarkanda", etc, hasta llegar a la que nos ocupa, que curiosamente es una de las pocas que me quedaba por leer.  A diferencia de lo que pueda dar a pensar el título, ésta no es la primera de las aventuras de Corto Maltés o sí lo es, pero en un sólo sentido.




Corría el año 1981 cuando Pratt recibió de Claude Perdriel, director del diario francés Le Matin, la oportunidad de hacer una nueva serie de su personaje más popular.  La historia sería publicada siguiendo el modo americano de publicación en diarios, es decir con una tira diaria y una página a color los fines de semana. Pratt decidió que estas nuevas aventuras estarían centradas en la juventud de Corto Maltés, es decir con anterioridad a la célebre "Balada del Mar Salado"( 1967-69), que es la primera obra de Corto Maltés realizada por Pratt y era, hasta el año 81, la más antigua dentro de la propia cronología del personaje.  Por eso antes decía que "La juventud" es la primera aventura de Corto pero sólo en un sentido, en el que es donde el personaje aparece más joven, ya que tiene lugar en algún momento entre 1904 y 1905, mientras que "La balada del mar salado" está ambientada entre 1913 y 1915. El Corto de esta "juventud" cuenta con tan sólo 17 años, aún no lleva sus características patillas, ni en ningún momento se le ve con su inseparable cigarrillo. Esos son los pocos y únicos cambios que pueden apreciarse en el marino, ya que pese a su juventud se le percibe desde el primer momento como  un hombre hecho y derecho, probablemente debido a sus tempranas y numerosas experiencias vitales. 




Otro de los motivos por los que decía que esta es tan sólo "la juventud" en un sólo sentido es que, a diferencia de lo que pudiera uno esperar, Corto aparece bien poco, tarde y de manera casi anecdótica. Los personajes principales de esta aventura son otros: un joven Rasputin y un curtido, pero también joven, Jack London. El motivo es que Hugo Pratt perseguía, en un principio, hacer una serie más larga, donde el joven Corto tendría más presencia, pero sus insalvables desaveniencias con Perdriel le llevaron a realizar una historia bastante corta y donde, como ya decía, Corto aparece bien poco. De hecho no aparece hasta plancha 50 de un total de 65 que tiene la historia. Su aparición por ello está muy bien trabajada. Habilmente Pratt va avanzando en la narración sin necesidad de Corto, generando en el lector la inquietante expectativa del cuando y cómo aparecerá, y jugando con el hecho de que Jack London, el auténtico "Corto" de la historia, lo busca sin éxito.  El climax se resuelve fantásticamente cuando Corto aparece en la figura de un luchador de "kendo" que se quita la mascara protectora y dice en un plano frontal: "¿Me andabas buscando?" Es una escena brillantemente planteada, porque Pratt no solo resuelve la búsqueda de London, a quién directamente va dirigida la pregunta, si no también la del lector, desorientado ya por la larga ausencia de su héroe, y que podría tomar la pregunta de Corto como una pregunta lanzada directamente sobre él. Una resolución al alcance de muy pocos. 





¿Pero si, en "La juventud", Pratt no nos cuenta la juventud de Corto Maltés qué nos cuenta? 



La historia da comienzo en un campo de batalla en algún lugar de Manchuria, China, entre los años 1904-1905 dentro del conflicto que enfrenta a rusos y japoneses en sus respectivas expansiones imperialistas. De repente, suena un poderoso pitido que indica el fin de la contienda y la rendición por parte del bando ruso. Un oficial japones, altivo y orgulloso, observa su victoria  desde un promontorio cuando es alcanzado por una bala. ¿ Pero de quién, si los rusos ansían tanto el fin de la contienda como los japoneses ? La respuesta la encontramos en  un joven e imberbe Rasputín que, dentro de las filas rusas, se niega a aceptar la llegada de la paz con un tajante:  " ¡ Yo no he firmado ningún armisticio ! ¡ No han pedido mi opinión !". Así, en una sola escena, prácticamente muda, Pratt define a la perfección el irreductible carácter independiente, violento e imprevisible de Rasputín, al tiempo que inicia la historia que le llevará a conocer a Corto Maltés.






Rasputín, por si no fuera poco, mata también a uno de sus superiores, que se ha atrevido a  recriminarle su anterior acción, viéndose abocado de esta forma a la deserción y al desarraigo absoluto, si tuvo alguna vez arraigo por lo que fuera. Para su huida se pone las ropas de un oficial japonés muerto y, tras algún que otro incidente ( que en el caso de Rasputín rara vez no acaban en asesinato), consigue llegar a una cabaña de la Cruz Roja en el frente. En ella topará  con el escritor Jack London, que está allí en calidad de corresponsal de guerra, y un oficial japonés, que le acabará arrestando. London, por su parte, también deberá afrontar sus propios problemas cuando una discusión con un orgulloso y despiadado oficial japonés, experto en artes marciales, le llevará a aceptar un duelo a muerte de claro pronóstico. 




Este es el argumento principal a partir del cual Hugo Pratt, con mano maestra, irá tejiendo una sucesión de acontecimientos que le permitirán ahondar en la personalidad tanto de London como de Rasputin, los verdaderos protagonistas de la historia. Personalmente me parece un recurso fantástico, por parte de Pratt, el utilizar un personaje histórico como London para vehicular esta primera aparición de Corto y su encuentro con Rasputín. Por un lado, con ello consigue dotar de un trasfondo de verosimilitud histórica a su narración y, por otro, consigue rendir un claro homenaje al que quizás considere padre "espiritual" de Corto Maltés. Cuando uno sigue los pasos y pensamientos del personaje de London prácticamente se olvida del Maltés porque de alguna forma es como si lo tuviera presente, ya que el parecido, y no sólo físico, es evidente. London es aquí el perfecto trasunto del aparentemente impertérrito Corto Maltés. No sé si Pratt lo tendría en mente conscientemente al hacerlo pero, incluso,  se da el curioso detalle de que London aparece siempre con un pitillo en la boca al igual que Corto lo haría a partir de esta aventura, pero no en ella. Da la sensación como si London, al presentar Corto a Rasputín, para que le ayude en su huida, le cediera un difícil testigo, que de forma simbólica  podríamos interpretar como el relevo habido entre Jack London y Hugo Pratt en el señorío de la aventura. 



En un principio estaba previsto una continuación de esta obra, en la que Corto y Rasputín irían a la búsqueda de las minas del Rey Salómon, que se suponen en África. Nos enteramos en una conversación habida entre London y Tom, otro reportero, acerca del Maltés y sus planes. De hecho es hacia ese continente donde el impenitente marino parte al final de esta obra, en busca de las minas. Desgracidamente las diferencias de Pratt y Perdriel nos privaron para siempre de esa exótica aventura.

También sabemos por London algo de los misteriosos orígenes de Corto. Por ejemplo, nos dice que es hijo  fruto de una relación entre una gitana andaluza, conocida como "La niña de Gibraltar", que fue la modelo favorita del pintor Ingres, y un marino de Cornualles.  

Ya en boca de London, Corto Maltés se nos presenta como un personaje fascinante pese a sus tan solo diecisiete años. Los otros corresponsales dicen de él que les ha convencido para subvencionarle parte de su próxima aventura aludiendo que "no se le puede negar nada". Esta claro que pese a su corta edad ya es un personaje que no navega al son de otros.  Corto es como una hechizante sirena que incita a la aventura con enorme éxito, ya que apela a ese sed de ella que hasta el hombre más acomodado tiene en su interior. 



Hugo Pratt vuelve aquí a ofrecer al lector los ingredientes y elementos que lo han convertido en uno de los mayores autores del cómic mundial,  saludado por la crítica internacional como uno de los mejores narradores del noveno arte. Vuelve a ofrecer  un conjunto de personajes todos ellos perfectamente construidos, fascinantes y auténticos. Con los personajes de Pratt  uno siempre tiene esa rara y lograda sensación de que tienen una vida y una historia personal más allá de su mera función en la historia en la que participan. Un logro similar al conseguido por John Ford en películas como "Centauros del desierto", donde tanto Ethan, como Mose Harper y el resto de personajes, apuntan a aspectos de su vida que están allí, con ellos, en sus palabras, gestos y miradas, pero más allá de la historia concreta que  Ford cuenta.  Esa multi-referencialidad también era dominada por Pratt, y no sólo en este sentido, si no que gustaba de hacer continuas alusiones a ingentes y variopintos elementos geográficos, culturales e históricos, dando una consistencia y sustrato especial a sus narraciones. Quizás por eso, entre otras cosas,  Pratt sea considerado uno de los mejores creadores de personajes y de historias que han habido en este medio. Estimado, incluso, por aquellos a los que no les gustan los tebeos.



Otro de los elementos característicos de su obra que vuelve a estar presente, tan en forma como era habitual en él, es su flamante estilo literario. Y es que Pratt es probablemente el más literario de los autores de cómics. No se debe olvidar que era un hombre muy versado en literatura, de vasta cultura, y que decía de si mismo que era "un escritor" salvo que él escribía dibujando. Su prosa tiene un ritmo poético, hipnótico y cautivador al alcance de muy pocos. "Oír" a un personaje de Pratt no es leer a cualquiera. Sus frases suenan perfectas en el momento perfecto; tienen una extensión perfecta para la situación en que se dicen. Es uno de esos narradores de los cuales uno estaría continuamente tomando o subrayando frases y conversaciones, porque todo en él parece apuntar a cierta trascendencia de lo humano. Pratt se muestra en esta obra, como en tantas otras, un profundo conocedor de lo humano en su amplia variedad. Cada una de sus páginas rezuma   inteligencia y agudeza.



En cuanto a la vertiente gráfica, Pratt vuelve a demostrar su rigor y exactitud en la representación del vestuario y de los uniformes; su capacidad para construir absorbentes escenas combinando sólo  planos medios y primeros de los protagonistas; su aparentemente sencillo pero inigualable trazo y su estudiada combinación de líneas finas y gruesas, que conforman una impecable sinfonía gráfica.

Pues nada, aquí concluyo mi primera reseña sobre uno de los personajes que probablemente a más lectores  del mundo de las viñetas ha cautivado. Un personaje que hace en cada una de sus historias las delicias de los amantes de la aventura, de lo singular e impredecible, de esos que, pese a las tortas que da la vida, siguen atesorando un espíritu heroico, romántico y noble.

Mi valoración: 8 ( sobre 10 )


martes, 21 de agosto de 2012

"LONG JOHN SILVER" de Xavier Dorison y Mathieu Lauffray


Puesto que estamos en el caluroso verano, y seguramente muchos de vosotros de vacaciones, he creído conveniente dedicar una entrada a una de las mejores sagas  de piratas que he leído en cómic  hasta la fecha. Una saga que, además, se encuentra aún inconclusa a falta de publicar su último album, y que estoy seguro os encandilará si le dais una mínima oportunidad.

Su nombre genérico es "Long John Silver", y en ella dos franceses, Dorison y Lauffray, recuperan  al célebre pirata de Stevenson para devolverlo a donde mejor se encuentra: en una aventura en pos de un tesoro allende los mares. Una aventura que lo llevará a embarcarse de nuevo, con nuevos personajes, entre ellos la atractiva e intrigante mujer de un lord inglés,  a la búsqueda del más mítico de los tesoros...el legendario Dorado.

 Los albums editados hasta la fecha, y  de los que os mostraré las portadas y algunas imágenes, son:


- Lady Vivian Hastings
- Neptune
- El laberinto de esmeralda

...y el último, con el que se cierra tan fantástica saga, será "Guyanacapac".

En España están lujosamente editados por Norma editorial, y aunque son un poco caros ( 16 euros cada uno), considero que merecen mucho la pena. 




Para la ocasión he creído oportuno rescatar dos reseñas que escribí, en su día, en otro lugar, acerca del primer y tercer volumen  y que si algo expresan es el entusiasmo causado en mí  por su lectura. Aquí os las dejo por si os interesan.
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"SOLO TIENE UNA PEGA PERO...¡PACIENCIA!"


Tras leer absorto y fascinado esta primera entrega de la saga "Long John Silver", tan sólo le encuentro un reparo y es la lentitud de publicación de sus restantes entregas. En principio a razón de una por año, según me informaron en la tienda, ya que desgraciadamente el cómic de calidad francés no tiene tanta tirada en nuestro país como lo pueda tener, por ejemplo, el Manga. Fuera de este mal, que habrá que soportar con estoica paciencia, porque crea verdadera adicción, el presente cómic se me antoja una maravilla a todos los niveles. De hecho, tiene la extraña cualidad de hacer palidecer a otros bajo su sombra, porque cómics que había leído anteriormente y me habían gustado, quedan ninguneados a su lado. Es de aquellas obras que cuando uno las concluye no puede evitar el sentencioso pero enormemente intuitivo pensamiento de: "Jo, impresionante. Menuda obra maestra" A la impaciente espera de más entregas decir que, tanto a nivel visual como de guión, este cómic es toda una maravilla. Las ilustraciones de Lauffray son geniales, detalladas, impactantes, cinematográficas en su concepción, pero sobretodo capaces de trasladarte de forma inmediata y completa a un fascinante mundo repleto de aventuras...y piratas. Sus ilustraciones son tan magníficas que uno recrea su absorta mirada en ellas como si de paladear un buen vino se tratara. Y bueno, qué decir del guión de Dorison. Como son innumerables los adjetivos que vienen a mí cabeza para halagar y reconocer su trabajo, tan sólo diré que lejos de lograr su prudente objetivo de encontrar algo del polvo de aquel gran sueño que tuvo Robert Louis Stevenson, ha dado de lleno con el frasco de esencias de éste...¡John Long Silver está de nuevo entre nosotros!



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Tras la larga espera llegó "Neptune", el segundo volumen, donde la aventura ya está iniciada y los personajes embarcados rumbo a Guyanapacac. Pero la travesía no será un mar de rosas, como queda claro en este volumen, si no que los peligros serán continuos y no necesariamente venidos de fuera... 

Luego vendría el tercero, "El laberinto de Esmeralda", que me llevó a dedicarle otra sentida reseña.
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"VIENTO EN POPA A TODA VELA"


Así es como sigue, tras su tercera entrega, esta maravillosa historia de piratas, heredera del mejor Stevenson, y protagonizada por su inolvidable John Long Silver. La saga como si de una nave se tratara continua bien gobernada, con firme timón, por sus artífices los franceses Dorison y Lauffray, rumbo hacia Guyanacapac, álbum con el que concluirá tan excelente saga.


En este tercer album, la aventura ya está enormemente avanzada, con las velas completamente desplegadas y henchidas de un torrente de sucesos aventureros. Atrás han quedado esos formidables inicios donde se nos presentaba a los magníficos personajes de la saga y donde se recuperaba a ese tan controvertido pero fascinante Silver stevensoniano. No obstante, los derroteros actuales son fantásticos en otros sentidos. Por ejemplo, Mathieu Lauffray encuentra en las selvas amazónicas un maravilloso macro-escenario donde ambientar sus excelentes ilustraciones. Su labor gráfica resulta aún más admirable, si cabe, que en los números anteriores; regalando a la vista del lector unos escenarios exóticos, exuberantes, amenazantes, y ricos en peligros, o lo que es lo mismo, pródigos en aventura. Tan sólo hace falta echar un vistazo a la portada del volumen para ver a que me refiero. 






Por otro lado, el guión de Dorison mantiene su pulso intacto, conduciendo absorto al lector hacia un desenlace seguramente inesperado, donde no tan sólo importa ver como concluye la historia, si no también ver como se completa el retrato de los personajes. Personajes, que visto lo visto, aún tienen muchísimo que ofrecer todos ellos. Incluso algunos que habían quedado casi relegados a un segundo plano, como el caso del indígena Moc, aún prometen sorpresas. Porque en LONG JOHN SILVER nada, o mejor dicho nadie, es simplemente lo que parece, como no podía ser de otra forma en una historia que tiene como brújula referencial a uno de los personajes más esquivos, enigmáticos y moralmente reprobables, al tiempo que admirables, que ha dado la literatura. De nuevo, Silver, se erige como paradigma de que incluso el más abyecto de los hombres, es capaz también de albergar en su seno los sentimientos más elevados.
...



...Y hasta aquí todo lo leído de esta adictiva saga, de la que espero no tardar demasiado en conocer su resolución final. Sobretodo porque sus dos autores me dejaron colgado en su también  fantástica "Prophet", aunque en este caso no creo que se atrevan a tanto ( sus editores los matarían con tan excelentes ventas ).

Para finalizar os dejo con algunas cautivadoras imágenes más sobre esta obra.

Mi valoración general sobre los tres albums: 8'5 ( sobre 10 )












...Nos vemos en ¡¡GUYANACAPAC!!



jueves, 16 de agosto de 2012

"BATMAN: EL REGRESO DEL CABALLERO OSCURO" de Frank Miller



Autor: FRANK MILLER, KLAUS JANSON y LYNN VARLEY
ISBN/ASIN: 9788415520368
Editorial: ECC

Fecha de edición: 2012
Fecha de primera publicación: 1986
Páginas: 240.







Jareth: " ...HABEMUS PAPAM"


Algo parecido a lo que significa esta frase para un creyente debieron pensar muchos de los aficionados, y entendidos, del cómic de superhéroes de los años 80 con la rutilante irrupción de las obras de Frank Miller. Si para un creyente el "habemus papam" representa la confirmación del nuevo representante de Dios en la tierra, la superación de esa orfandad dejada tras la desaparición del anterior Papa, y el inicio de una nueva etapa, con un nuevo guía, que ha de traer la luz de lo divino a sus vidas, eso es, de manera profana, lo que significó Frank Miller para el cómic norteamericano en su más exitosa formula: la de los superhéroes. Pero a diferencia del líder religioso, Miller trajo para los suyos sombras y tinieblas. Unas sombras y tinieblas, maravillosas y fascinantes, seductoras e inquietantes, que vinieron a dinamitar los complacientes esquemas narrativos de un género que clamaba por un cambio hacia la madurez. Y, como toda madurez que se precie, vino acompañada de una rotunda perdida de la inocencia. Pero hagamos algo de memoria sobre la aparición  de este memorable ángel oscuro del noveno arte...



Corría el año 79, cuando el poderoso Jim Shooter decidió dar una oportunidad a un joven y desgarbado veinteañero con ganas de labrarse un camino en el mundo del cómic. Ese joven eran Frank Miller y la oportunidad se llamaba Daredevil. 

Por aquellos años la colección de Daredevil se encontraba en  horas bajas, como confirmaba su cambio a periodicidad bimestral,  habitualmente previo a la cancelación. Quizás por eso  Shooter no vio ningún riesgo añadido en darle una oportunidad al novato. Lo que supongo no entraba ni en sus más enardecidos sueños era lo que sucedió después. El joven Miller no tan sólo consiguió hacerse en poco tiempo con el guión de la colección, cuando había entrado solo como dibujante, si no que inauguró la más brillante etapa del diablo rojo de la Marvel hasta la fecha.



El secreto de Miller fue dar una vuelta de tuerca más al concepto del personaje ideado en los 60 por Stan Lee, Bill Everett y Jack Kirby, añadiéndole algunos elementos propios que lo llevarían a convertirse en uno de los iconos mejor perfilados de la Marvel, lejos del eterno secundario, y tibio sucedáneo de Spiderman, en que se había convertido. Con Miller, Daredevil pasa a convertirse en un personaje con un cosmos e idiosincrasia propios. El de Maryland vierte ya en Daredevil, con acierto y coherencia, muchísimos de los elementos que le harían mundialmente conocido. Elementos  como el marcado estilo noir de sus narraciones, su virtuoso recurso a la violencia, ya sea física como psicológica, su representación de la ciudad como nido de violencia, degradación  y perversión ( su inolvidable visión de "Hell's Kitchen"), su desconfianza hacia el establishment y lo institucional, su fascinación tanto estética como filosófica por el bushido y "lo samurai", que eclosionaría en su obra "Ronin",  etc.







El flamante camino inaugurado con el Daredevil de principios de los ochenta lo llevaría en poco tiempo a cimas inalcanzables para el común de los mortales. Cimas del medio como "Daredevil: Born Again (86)", "Daredevil: Love and War  (86-87)", "Elektra Assasin (86-87)" u otras, fuera del sello Marvel, como "Ronin (84)", "Sin City (91-2000)" o "Give me Liberty (90)", por citar algunas. Y es en esos fecundos mediados de los ochenta donde se forjaría la que quizás sea su mayor obra, o una de las mayores, porque la verdad es que con este hombre es difícil  pronunciarse definitivamente. Me refiero a "Batman: the Dark Knight returns", la obra que nos ocupa, que en breve tiempo sería seguida por el también imprescindible "Batman Año Uno (86-87)".



Cuando uno concluye "Batman: el regreso del caballero oscuro", por muchas veces que lo haya leído, desde que apareciera por vez primera en el año 86,  es fácil soltar un incontenible y  natural suspiro admirativo. Ya a  las pocas  páginas se tiene la clara conciencia de estar leyendo una obra que se encuentra  de forma sólida e imperecedera  en el Olimpo del Noveno Arte. A medida que vamos leyendo este regreso del caballero oscuro esa sensación se va afianzando e, increíblemente,  nunca se ve defraudada, en lo que es, sin duda, un logro de principio a fin. 







Pero una vez repartidos los laureles veamos donde se sustentan. 


Para empezar, Miller consiguió con esta obra, inaugurar un nuevo canon dentro del género de super-héroes que ya no tendría fin, aunque en menos ocasiones de las que nos gustaría se hayan alcanzado cotas a la altura de ésta. En el 86  también se empezó a publicar otra de las más indiscutibles joyas del Noveno Arte, con la que Dark knight returns comparte muchas concomitancias, y no me refiero a otras obras del propio Miller de aquel año,  también magistrales, sino  a "Watchmen" de Alan Moore.


Estaba claro que una nueva era se estaba inaugurando en los cómics de superhéroes. Una etapa más oscura y crítica que la de doradas épocas anteriores, pero en absoluto menos meritoria desde el punto de vista creativo. Si antes estaban Jack Kirby, Stan Lee, Ditko, Neal Adams y tantos otras deidades del cómic, la nueva generación no prometía menos con la irrupción  Miller, Moore, Sienkiewicz, Wolfman y otros, que venían a deconstruir los cimientos del panteón de un género de enorme éxito.




Al igual que, décadas antes, un género mítico como el western había dado en el cine un  giro hacia tonos más crepusculares,  el cómic con más motivos míticos y legendarios  por antonomasia, el de super-héroes, también hizo lo propio. De forma similar a como los westerns totalmente clásicos fueron sucedidos por otros  más desmitificadores y revisionistas, la hornada de nuevos talentos ( encabezada por Miller y Moore ) vinieron a ofrecer su equivalente en el mundo de los héroes con mallas. Curiosamente, uno de los temas más recurrentes del western crepuscular fue el que inauguró brillantemente esta nueva singladura en el cómic. Me refiero al tema de la vejez en un sentido amplio. Este es un tema muy presente en el  western crepuscular que  alumbró magníficas películas como por ejemplo  "Duelo en la Alta sierra" de Sam Peckimpah. Y es que el tema de la vejez, en el sentido de agotamiento, de caducidad, de ocaso,  no sólo de las personas y personajes si no del sistema entero, de sus valores, de sus métodos, de las formas narrativas, etc, es el que impulsa ese nuevo renacer. Es esa eterna sucesión entre lo viejo y lo nuevo, en la que uno necesita y requiere del otro, en el que uno se erige sobre los restos y las cenizas del otro, para trascender e ir más allá en busca de lo original.

En "Batman: el regreso del caballero oscuro" Miller nos propone, siguiendo ese patrón,  asistir a la última aventura de un envejecido y ya retirado Batman, como de forma similar haría años después Clint Eastwood en su "Sin Perdón". 




En un futuro indeterminado, un sexagenario Bruce Wayne, que sustituye la adrenalina de la lucha contra el crimen por la de las carreras de bólidos al límite del suicidio, comienza a tomar conciencia de que la presencia de Batman es más necesaria que nunca. La violencia sigue azotando las calles, sobretodo desde que un numeroso grupo de jóvenes, conocidos como los "mutantes", campan a sus anchas por Gotham, causando el terror y cometiendo impunemente un sinfín de crímenes a cual más atroz. Para más inri el comisario Gordon  se encuentra al borde la jubilación y su sucesora, la capitana Yindel, no valora tan positívamente como él ni sus métodos ni la aportación de Batman en la lucha contra el crimen. Los justicieros son cosa del pasado. Únicamente Superman se mantiene en activo pero de una manera prácticamente "invisible" y siempre a expensas de los deseos del gobierno. Un gobierno que debiera ser el imperio de la ley pero que es más bien la pura imagen de la corrupción y la degeneración. 

En este contexto tan decadente es en el que el Caballero Oscuro decide reaparecer tan fuerte como sus doloridos huesos se lo permitan. Su reaparición conllevará necesariamente también el regreso de sus antítesis, el Joker y Dos Caras, para desgracia de decenas de ciudadanos. Pero en sus nuevas aventuras Batman no estará sólo. Para la ocasión contará con la ayuda de un nuevo Robin, una hábil  jovencita llamada Carrie Kelley. Y la necesitará, ya que Batman no sólo tendrá que enfrentarse a los "mutantes", al Joker y Dos Caras, a la policía que lo considera un símbolo  anárquico que debe ser frenado, ...si no también a su viejo amigo Clark Kent, mundialmente conocido en su alter-ego de Superman.




Con este cóctel tan fuerte de ingredientes, Miller corría el grave peligro de conseguir una narración  ambiciosa pero terriblemente deslavazada, incapaz de encontrar la suficiente fluidez narrativa para conjugar tantos y tantos elementos con acierto. Eso probablemente hubiera sucedido con otro, pero no con Miller. Al igual que el Caballero Oscuro, éste se creció ante la adversidad y acabó regalando a los lectores una de las narraciones corales más complejas e inquietantes del medio.

Miller recurre magistralmente en Dark Knight a los textos de apoyo para dar voz a los pensamientos de todos y cada uno de los personajes de la historia, de forma que es sobre estas voces en "off" sobre las que se erige principalmente la narración. Una narración con un tempo logradísimo, que nos retrotrae al cine negro,  a Hammett, a Chandler, y a toda una tradición de artistas que hicieron del juego de luces y sombras el estilo de una realidad. Además, para no desorientar al lector, cada texto tiene un color que lo identifica con el personaje del cual es voz, por ejemplo el verde del Joker o el azul de Superman. Un recurso inteligente, además de gráfico y exclusivo del medio, para una historia donde nada sobra, donde cada perspectiva es necesaria y absorvente. Y es que Miller consigue dotar a cada personaje de una voz propia, consiguiendo uno de los mayores logros a que puede aspirar un guionista: diluirse tanto en cada una de sus creaciones que  no quede ni atisbo de él, si no tan sólo el grupo de personalidades perfectamente caracterizadas a las  que ha dado voz.  
Pero no tan solo eso si no que además construye un sin fin de jugosas e inolvidables escenas y situaciones que vienen rubricadas con unos textos realmente magistrales. 




En cuanto al aspecto gráfico, independientemente de que el estilo de Miller pueda gustar más o menos, hay que reconocer que a esta historia le viene como anillo al dedo. Es un estilo brusco pero tremendamente vigoroso, que junto a la brillantez de lo escrito, construye un omnipresente climax que impide que el lector pueda escapar ni un momento a la pesadilla que se  ha tejido con esmero  para él .

El Batman de este regreso es, pese a su vejez, más grandioso y monumental que nunca. Al lado de una pequeña Robin parece un Titan venido directamente del Averno.Y es que, 
 desde el primer momento, Miller renuncia al realismo visual en favor de un expresionismo narrativo donde lo que se busca es el impacto visual en cada viñeta. Y vaya si lo consigue. Sus figuras desprenden vehemencia por todos los lados.


También destaca su habilidad narrativa en la composición de página. Miller distribuye las viñetas de manera variada pero siempre óptima para la narración, intercalando páginas atiborradas de pequeñas ventanas con otras donde apenas hay unas pocas o directamente una que ocupa toda la página. El resultado es una agilidad visual maravillosa que contribuye a la perfección a sostener el ritmo del guión. Su atrevimiento narrativo es tal que  intercala de manera asombrosa, y a un ritmo vertiginoso, escenas con diferentes personajes. Lejos de perder el climax con tanto salto y cambio , Miller consigue que unas escenas refuercen cabalmente a las otras en una concatenación ininterrumpida en vistas a una macro-visión general superior.

Destacables son otras aportaciones, como el entintado de Klaus Janson, que respeta y embellece a la perfección el vigoroso dibujo de Miller, y el esmerado tratamiento del color de la premiada Lynn Varley.


Resumiendo, que el apartado gráfico de este Dark Knight Returns lo es todo menos convencional. Puede que haya lectores más cercanos al dibujo tradicional de tinte realista que hubieran preferido otro tipo de ilustrador, pero pienso que una obra de vanguardia como ésta merecía todo menos algo convencional. Pienso que Miller, en ese sentido, siempre se ha mostrado bastante acertado. Ahí están sus obras junto a Sienkiewicz o Mazzuchelli para corroborarlo. La verdad es que se me hace la boca agua imaginando que hubieran hecho Dave Mc Kean ( "Arkham Asylum") o el mismo Sienkiewicz con este sórdido guión. 

Aún con todo, y le pese a quién le pese, Miller nos regala algunas de las imágenes más memorables y duraderas del hombre murciélago, como las de su enfrentamiento con Superman o su liderazgo, a lomos de un caballo, de su grupo de encendidos seguidores. Son imágenes con mucha fuerza. De esas que siempre quedan en la memoria del lector, pese al paso de los años. 




Cambiando de tercio. Mucho se ha hablado de la lectura política que se puede hacer de esta obra, que la tiene. Está claro que los años ochenta fueron unos años importantes dentro de la llamada Guerra Fría, que de manera velada, ideológica, tecnológica, económica y social, enfrentaba a las dos mayores potencias del mundo. Era la época de Reagan y su proyecto Guerra de las Galaxias, de Gorbachov y la Perestroika, etc. Autores jovenes como Miller, que no permanecían en una burbuja de espaldas a la realidad, trasladaron sus inquietudes políticas, yo casi diría que filosóficas, a los cómics, planteando una serie de cuestiones hasta la fecha poco transitadas en el  maniqueo mundo de los héroes con mallas. Así no ha de sorprendernos en este cómic la esperpéntica aparición del presidente de los Estados Unidos (parodia descarada de Reagan), la amenaza nuclear soviética, y otros tantos elementos normalmente ajenos a este tipo de historias. En Elecktra Assassin, Miller volverá a hacerlo, al entender que el cómic no debe permanecer de espaldas a la historia, como si se encontrara en una paradisíaca isla, aislada de todo.

A partir de aquí la lectura que uno pueda hacer de la postura personal de Miller es personal e intransferible. También pienso que es lo menos interesante, ya que lo que importa es el retrato que Miller hace de diferentes posturas ante una misma situación, ejemplificadas a la perfección en los dos héroes por antonomasia de DC Cómics: Batman y Superman. Su enfrentamiento no sólo es físico si no ideológico. Ambos representan dos formas muy diferentes de enfrentarse a la villanía y el mal. Es el  enfrentamiento entre dos seres que debieran estar en el mismo bando pero al que sus métodos llevan a enfrentarse. Uno representa la luz, el otro las tinieblas. Uno es el mártir inhumanamente misericordioso, como sólo un Dios indestructible puede serlo, el otro tan sólo un hombre, ansioso de una justicia muy humana, que incluye el castigo inmediato y rehuye el perdon. Y aunque se note claramente la predilección de Miller por personajes tortuosos como Batman y Daredevil, que tontean con  planteamientos políticamente  incómodos o directamente reaccionarios, tampoco deja de reconocer algunas virtudes y aportaciones de Superman; también defectos ( su suma docilidad con el gobierno). 




El enfrentamiento entre ambos es mayúsculo. El mejor que recuerdo entre dos super-héroes. Y su final tampoco tiene desperdicio. ¿Cómo se resolverá el enfrentamiento definitivo entre estos dos campeones, también amigos? Ya tardáis los que no lo hayáis leído. 



Batman es más que nunca en Dark Knight Return ese lado oscuro de la lucha contra el mal, que   a pocos les gusta reconocer y mirar de frente, sobretodo a los bien pensantes,  pero que en el fondo se sabe más necesario y propio de lo que gustaría.  Batman representa ese lado más oscuro, indómito y primario de nuestra consciencia, que a muchos les aterra liberar o tan siquiera respetar. 

Al empezar el cómic, a modo de atmosférico prólogo,  aparece un artículo  periodístico firmado por Jimmy Olsen, que habla del papel de los héroes,  de su recuerdo, y que definirá todo el tono del cómic. Entre otras cosas en él se dice: " Hablan sobre el Hombre de Acero. Sobre la Princesa Amazona. Pero nunca hablan del malo. Del cruel. El que no podía volar ni doblar acero con sus manos. El que asustaba a todos y se reía de todos nosotros por ser unos cobardes envidiosos. No, nunca hablan de él...ni uno de ellos quiere oír hablar de Batman". 





También destaca en este cómic la utilización y continua referencia de Miller a la televisión, a la que dicho sea de paso no deja muy bien. Las continuas apariciones de informativos, que se reconocen por su diseño de viñeta a lo pantalla de televisión ochentera, contribuyen enormemente al clímax de caos y desconcierto que preside todo el cómic. Los noticiarios son retratados como una frívolo y desquiciado medio de generar opinión con desconocimiento, en aras del espectáculo y las audiencias,  más que de la razón. Su ritmo y aparición es frenético, continuo, alienante.

Son fantásticas, por ejemplo,  las  apariciones de ridículos "entendidos"  o de psiquiatras que se creen con la llave para curar psicopatias como la del Joker o Dos Caras, y que son continuamente burlados por éstos. 





A los amantes de las referencias les encantará también ver a Lois Lane, como directora del Daily Planet,  haciendo una firme defensa de Batman o a Selina como madame de un negocio de prostitución, pero sobretodo la reaparición de un providencial y  otoñal Green Arrow. Y hablando de referencias, me ha hecho mucha gracia ver el casi imperceptible guiño a otro de los grandes del cómic, Alan Moore,  al colocar en una viñeta a un joven vestido de Miracle Man.

Vamos, que Miller no deja títere con cabeza en esta crepuscular historia que nadie debiera perderse y que, con total merecimiento, es ampliamente reconocida como una de las joyas indiscutibles  del noveno arte.  

Mi valoración: 9'5 ( sobre 10 )






viernes, 10 de agosto de 2012

"EL LABERINTO DE LAS SIRENAS" de Pío Baroja



Autor: PÍO BAROJA
ISBN/ASIN: 9788470350351
Editorial: CARO RAGGIO

Fecha de publicación: 1923
Fecha de edición: 1998

Sinopsis:
El mediterráneo, el enigmático personaje de la Roccanera, el laberinto de Toscanelli, las odas al mar de los antiguos. Baroja imagina lo que podría haberle ocurrido a un vasco como él en estos ámbitos, poblados por hombres y, sobre todo mujeres, sutiles y apasionados a la vez, enamoradas de la belleza y sin rigideces en la conducta.



Jareth: "LA SIRENA BAROJIANA"


Pese a tan prometedor e intrépido argumento poca aventura, en el sentido más clásico del termino, encierra esta novela del magistral Baroja. Muy diferente a la maravillosa y según mi criterio muy superior "Las inquietudes de Shanti Andia", que junto con ésta forman parte  de su tetralogía sobre el mar. Mientras en aquella la descripciónes vivaces, los diálogos frescos y cierto aire aventurero, a la par que también reflexivo, surcaba entre sus páginas, en ésta nos encontramos con algo diferente.

"El laberinto de las sirenas" no es una novela de acción aunque este protagonizada por un hombre de acción, como gustaba definir Baroja a cierta tipologia de hombre que aparece en gran parte de sus novelas. Es principalmente, al menos así me lo pareció a mí, una novela estética, que se regodea en la contemplación y la descripción no sólo de paisajes sino también de caracteres. Y muy bien por cierto. No obstante al acabarlo uno tiene, pese a la calmada placidez que le produce su lectura, la impresión de que no se nos ha contado nada o prácticamente nada, al menos en el sentido activo al que habitualmente nos tiene acostumbrado el vasco. Al menos nada importante o trascendente. Y eso es porque esta no es una novela repleta de sucesos y acciones memorables sino una novela que me recuerda a (y aquí me permito trazar una metáfora para ilustrar lo que pienso sobre ella) un plácido y soleado día ocioso de verano donde uno se dedica sencillamente a ver pasar el día, de forma lánguida pero no pesada, y a disfrutar tan solo viendo eso: pasar ese precioso día. De hecho ese es el principal recuerdo que me queda de ella: el haber disfrutado de sus descripciones, de sus personajes, de su poesía y de cierto tono melancólico y vago que susurra la novela que, como si de un canto de sirena de tratase, acaba sedando y hechizando con su músicalidad, aunque al despertar a uno le quede la sensación, pese al agradable recuerdo, de haber sido embaucado. No sé. Quizás por esto, además de por otros aspectos más evidentes, Baroja decidiera llamar al libro "El laberinto de las sirenas".

Mi valoración: 6 ( sobre 10 )


viernes, 3 de agosto de 2012

"JIRÓN NEGRO. VOLUMEN 1- ORIGEN" de Busquet y Mejan


Autor: JOSEP BUSQUET, PERE MEJAN.
ISBN/ASIN: 9788415201847
Editorial: DOLMEN EDITORIAL
Fecha de edición: 2012
Número de páginas: 108


Jareth: "UNA DE MONSTRUOS, JIRÓN, Y ESPADA"

Tras su premiada "La revolución de los pinceles", los catalanes Josep Busquet y Pere Mejan nos presentan en "El jirón negro: Origen" al peculiar personaje que da inicio y nombre a una, esperamos, larga y exitosa saga que hace de la acción y el humor negro sus principales caballos de batalla. Pero veamos de qué trata el Jirón Negro...

 En una innominada ciudad, de una indeterminada Edad Media con tintes fantásticos, aparece por vez primera el Jirón Negro, una especie de antihéroe enmascarado que se enfrenta con las monstruosas criaturas que pululan por la noche, aterrando y devorando a los desvalidos ciudadanos, y lo hace en pos de...( el que espere que diga honor, justicia, venganza y motivaciones por el estilo va errado, si es así  éste no es su cómic ni el Jirón su héroe) como decía..., en pos de  dinero, alcohol y mujeres. Y es que el Jirón Negro  de alguna manera es una versión humorística y rufianesca de los prototipos heroicos tan dados en el género de aventuras o de superhéroes o, lo que es lo mismo, una divertida subversión de éstos.  Para empezar el propio Jirón es un vampiro.  No un vampiro atractivo, noble, y refinado como quisiera su lord padre, si no un vampiro a lo nosferatu, es decir, esmirriado, feo, calvo y de vestir andrajoso, aunque tremendamente fuerte y feroz. Cuando adopta su atuendo de Jirón su imagen y porte tampoco mejoran demasiado, aunque pase a  cubrirse con una raída capa negra y una capucha de puntiagudas orejas. Además del Jirón en la ciudad hay otros que se enfrentan a los monstruos, aunque estos sí, con fines más altruistas. Son los héroes, una especie de freakis ingenuos e idealistas, que centrarán las iras del Jirón, en su  pretensión de enojar a su arrogante padre que lo tacha de "oveja negra". Me pareció especialmente divertido el encuentro del Jirón con "El justiciero del Martillo", una indisimulada parodia del Thor de Marvel. O el innegable parecido del Jirón a Batman (caricaturesco, se entiende), que no sólo se limita a su aspecto sino a su costumbre de moverse por los tejados y reposar junto a graníticas gárgolas. Me ha recordado mucho a Dave Sim y su Cerebus, que gustaba también de introducir claras referencias paródicas a los super-héroes, como por ejemplo su trastornado y metamórfico Cucaracha Luna. El Jirón y Cerebus también comparten su frecuente malhumor y genio, tras lo que se esconden ciertas debilidades y carencias. No obstante, las semejanzas no van mucho más allá ya que donde Sim se mostraba tremendamente ambicioso, tanto en el modo narrativo como en las complejidades de sus historias, Busquet se muestra bastante más comedido en sus aspiraciones, que parecen no van más allá que las de puramente entretener y sacar alguna que otra risa, que no es poco. Donde Sim se planteaba complejas críticas a estamentos históricamente importantes como el poder político o religioso, Busquet, mucho más modesto,  utiliza a éstos sólo en el sentido de que vehiculan  situaciones trepidantes e hilarantes. Por ejemplo, y como no podía ser de otra forma en un cómic de contexto medieval con monstruos incluidos, aparece la temida Inquisición, que luego se verá para sorpresa del lector utiliza recursos no tan lejanos a aquello que combate. 



El album está estructurado en cortos capítulos o escenas que tienen por título alguna palabra que adelanta ya mucho sobre los mismos.



En cuanto a lo gráfico consideró que el trabajo de Mejan es el idóneo para el tono de la historia y del personaje. No obstante, en algunos momentos se echan a faltar unos fondos más trabajados en la línea de la BD.  Está claro que el dibujante centra todo el peso en sus personajes, en sus movimientos, sus planos, y en definitiva en el efectismo que consigue con muy pocos elementos dentro de cada una de sus viñetas. Aparte del correcto uso que hace Mejan del blanco, del negro y de los grises, me han gustado especialmente las imágenes del Jirón envuelto en sombras. 




El humor, baza fundamental del cómic, viene dado tanto de forma dialogada como visual (impagable la imagen del jirón orinando en una estatua femenina que representa a la Justicia), también por la combinación de ambas.  Es un humor en la línea del humor que se lleva ahora: contundente, políticamente incorrecto, gamberro y con mala leche. Y no lo digo en un sentido negativo, que conste. 



El otro caballo de batalla, la acción, tampoco está nada mal porque, pese a no darse situaciones especialmente originales, el dibujo de Mejan es lo suficientemente ágil y vibrante para dotar de interés a este tipo de escenas. 


Todo y lo dicho, el cómic no renuncia a ir dotando poco a poco de relieve al aparentemente frívolo Jirón. A lo largo de sus páginas iremos conociendo su relación con las mujeres y con su padre, que nos darán alguna información del por qué de sus actos y su personal idiosincrasia. Y todo ello de forma bastante acelerada ya que el cómic se lee en lo que dura un suspiro.



En definitiva, Busquet y Mejan sientan con este primer volumen las bases para una serie que parece prometer mejores entregas. Leyendo el Jirón he pasado un rato agradable, entretenido, con algunas risas, pero no he llegado a desprenderme de la impresión  de que podría llegar a ser mucho más de lo que en realidad es. Está claro, y sin querer establecer comparaciones, que muchas sagas no dieron en su primera entrega lo mejor de si mismas, si no que necesitaron algo de rodadura para llegar a sus cotas más elevadas. Tengo la impresión de que el Jirón es una de esas sagas y que en esta primera entrega, por encima de todo,  los autores necesitaban sentar los cimientos del personaje y del cosmos en que éste desenvolverá sus andanzas. Pienso también que esa necesidad es la responsable de no haya una originalidad  mayor en la  historia. Pero bueno, esto son solo conjeturas mías. La verdad es que espero con ganas la aparición del segundo volumen "Sombras" y que  se confirme mi impresión de que la serie irá a más, así que me sumo a la proclama que el Jirón hace sobre si mismo...¡ larga vida al Jirón Negro !

Mi valoración: 6 ( sobre 10 )