martes, 4 de diciembre de 2012

"ISAAC EL PIRATA" de Christophe Blain




Jareth: TEMIDA CALMA CHICHA


La "calma chicha" es un término marinero con el que se hace referencia a esa desesperante situación en que el mar parece una impávida balsa de agua donde no sopla ni una brizna de viento. Como imaginaréis en los tiempos de la navegación a vela su aparición era temida ya que dejaba al barco completamente estancado, sin posibilidad de navegar. Una situación que, de perpetuarse demasiado, suponía un peligro para los tripulantes.  

En una situación parecida, por no decir idéntica, se encuentra la serie de Christophe Blain "Isaac el Pirata". Una serie que inició su andadura desde Francia en 2001 con el álbum "1.Las Américas"; álbum que al año  siguiente obtendría el prestigioso premio Alpha Art al mejor Álbum en el Festival de Angoulême. La verdad es que la botadura de este proyecto no podía ser más prometedora y la serie continuó con más entregas hasta un total  de cinco. Estas son: "2. Los hielos" (2001), "3. Olga" (2002), "4. La capital" (2004) y "5. Jacques" (2005)". El problema, como enseguida ya habréis apreciado, es que está estupenda serie está en un punto muerto que ya dura demasiado. Y, desgraciadamente, no parece soplar ni una leve brisa desde el país vecino que haga suponer que la serie volverá a surcar los mares hasta llegar a puerto.



Aunque era conocedor de esta insalvable contrariedad, el mes pasado, me lancé a la adquisición y lectura de los cinco álbums animado por las excelentes valoraciones que había visto en la blogosfera sobre ellos. También tuvo mucho que ver mi afición por los cómics, películas y novelas de aventuras. Vamos  que, aunque sabía que Isaac me dejaría en la estacada, pensé que  aún así me merecía la pena conocer y disfrutar sus aventuras. 

Una vez leídos los cinco albúms mis pronósticos se han cumplido. He disfrutado mucho leyendo esta magnífica serie y ahora me encuentro, como todos los que la han leído, en un limbo que no parece vaya a desaparecer. Al menos de momento. Y es que Christophe Blain parece estar muy ocupado en otros menesteres como para dar las últimas puntadas de conclusión. Un agravio para sus fieles lectores que espero sea reparado algún día. 



Como antes decía, mucho se ha escrito de esta serie en la blogosfera a tenor de su calidad. Como no tengo por objeto repetir todo lo dicho explicaré como ha ido calando la serie en mí y cuales han sido las impresiones que me ha causado a medida que he ido avanzado en su lectura. 

La primera vez que leí "1. Las Américas" me embargo cierta sensación de desilusión. Había leído tantas encendidas excelencias de este cómic que me quedé algo frío al acabarlo, incluso habiéndome gustado. 

Pienso que el principal motivo para ello fue que todo y estar inscrito con todas las letras en el cómic de género, "Isaac el pirata" es una serie con un tratamiento bastante singular. Por un lado el guión no es en absoluto típico, pese a reunir muchos de los elementos y escenas clásicas de este tipo de relatos, y por el otro, el dibujo de Blain no es de aquellos que seduce desde el primer momento. La cosa cambió progresivamente con una segunda lectura y a medida que fui leyendo las siguientes entregas. El segundo álbum me gustó bastante más que el primero y con el tercero ya era un adicto a la serie.



La historia comienza con un risueño Isaac  caminando y cantando alegremente por las desiertas calles de su ciudad al anochecer. Se dirige hacia su humilde casa. Allí le espera su pareja, la bella e inteligente Alice. Isaac descarga sobre la mesa el zurrón que lleva a la espalda y de él sale todo un manjar de jamón, salchichas, pan,  queso, tomates e incluso una botella de vino del Piamonte. En seguida nos enteramos que su situación económica no es muy boyante. 

Isaac es pintor y está firmemente convencido de que tarde o temprano se va a convertir en un artista importante. Así lo cree también su enamorada. Un día se acaba cruzando en su camino un hombre menudo y bien vestido, que responde al nombre de Henri Demelin, que dice trabajar para un rico armador. Demelin, tras ver uno de los trabajos pictóricos de Isaac, le plantea la posibilidad de conocer a su capitán, un hombre exquisito e interesado en su talento, que seguramente le hará ganar mucho dinero. Cómo no, Isaac acepta y se embarca con él, separándose de su enamorada, en lo que supone un simple viaje de unos días. Lo que Isaac desconoce es que Demelin es el médico de una tripulación pirata y que él mismo va a acabar trabajando como pintor de abordo para Jean Manobaja, un ambicioso y singular capitán pirata.



Así dan comienzo las aventuras de Isaac el pirata. Aventuras que le llevaran a conocer mundo y a un buen y variado número de personajes. Por su parte Alice, que espera el regreso de su amado, conoce a un agraciado y noble joven llamado Philippe del Camino Verde que parece bastante interesado en ella.

La serie narra, de forma paralela, por un lado las tribulaciones  de  Isaac y por el otro la vida de Alice lejos de éste, de manera que va creciendo número tras número en el lector la intriga por saber cómo será su reencuentro ( de haberlo, si el señor Blain quiere ) y qué sucederá. 



Christophe Blain, guionista y dibujante, es actualmente uno de los más aclamados nombres de la nouvelle bandé desinée y lo es en gran medida gracias a "Isaac el pirata". Al igual que sucedió con el cine francés de la nouvelle vague, Blain y otros, como por ejemplo Sfar, Trondheim, Bastian Vivès,  han abierto una línea de cómics más experimentales que representan un distanciamiento estilístico respecto a obras canónicas.

Lo primero que llama la atención en "Isaac el pirata" es su dibujo, muy alejado del evidente virtuosismo de la Escuela de Marcinelle o la Escuela de Bruselas. El dibujo de Blain es aparentemente sencillo e irregular, poco definido, casi esbozado. Un dibujo que da la sensación de estar al alcance de cualquiera que domine mínimamente los lápices. Nada más lejano de la verdad, porque a medida que uno avanza en la serie se va introduciendo en su idiosincrasia gráfica, descubriendo su riqueza, su dificultad y, en definitiva, su talento. Eso ha llevado a más de uno a señalar a  Blain como uno de los  mejores dibujantes de cómics de la actualidad francesa. Yo no me atreveré a tanto, pero si a reconocerlo como uno de los mejores y más interesantes narradores que conozco. Un enfant terrible del noveno arte. Su pasmosa facilidad para retratar  los ambientes, atmósferas y  personajes con naturalidad y fuerza, su enorme expresividad, sus recursos de base puramente comiquera para reflejar el movimiento, la inquietud, etc, sus composiciones, sus juegos de luces y sombras,  y  tantas otras cosas, hacen de él un magnífico narrador. En ese sentido Blain es todo un paradigma de la diferencia habida entre un gran ilustrador y un gran dibujante/narrador de cómics. 



Aunque en mi caso me acerqué con cierta reticencia a su dibujo, he de decir que al poco me encontré disfrutando muchísimo con él. Tanto que ahora soy uno más de sus rendidos admiradores. Como decía, el suyo es un dibujo que no enamora a primera vista pero sí que conquista de una forma más especial y duradera que el de otros más convencionales. 

No obstante, también hay que reconocer el enorme valor que tiene en el impacto visual, sobretodo atmosférico,  el color a cargo de Walter & Yuka. Este es uno de esos cómics que no se puede  concebir sin color. El admirable trabajo de Walter & Yuka confiere una vivacidad y energía a las imágenes de Blain que de no tenerlo se me antojaría una obra mutilada cual pirata con garfio. Escenas,  como por ejemplo la contemplación de la  aurora boreal en el segundo álbum, perderían todo su poder de fascinación sin la aportación cromática.  



Por si fuera poco, Blain se revela como un artista muy completo, gobernando con pulso certero un surtido guión que va atrapando al lector cada vez más. Su historia  tiene de  todo. Todo lo que podríamos esperar en una historia de piratas y mucho más.  A lo largo de cinco álbums la narración se va desplegando como si no tuviera fin, en una variedad y riqueza exultante, levemente regida por la sombra de un final o conclusión anticipada, que desde el principio se viene intuyendo: el reencuentro entre Isaac y Alice.

Su galería de personajes es antológica. Desde Isaac, hasta Alice, pasando por Jean el pirata, Demelin el médico, el apuesto Philippe, y el inolvidable Jacques, entre otros, Blain nos presenta a una serie de personajes que no acostumbran a ser predecibles y nunca resultan huecos. Unos personajes con virtudes y defectos, que se mueven según su propia personalidad e intereses, y  que enganchan al lector con su autenticidad. 



"Isaac el pirata" es una clara muestra que una historia no siempre requiere de malos al uso para funcionar. Lo importante es disponer de personajes interesantes que sean capaces de representar para el lector unas situaciones, si bien no siempre enteramente originales si siempre refrescantes, con sabor a nuevo. Ese es uno de los puntos para mí fuertes de esta serie, que el lector no tiene la sensación de estar leyendo algo ya mil veces visto. Al contrario, llega a participar de los deseos, risas, lamentos, y, en definitiva, experiencias, de los personajes de una forma insospechada al principio.


Y es que "Isaac el pirata" ofrece aventuras y emociones a raudales en un sentido amplio. Entre sus páginas encontramos pasión, lujuria, violencia, romanticismo, humor, crudeza, ternura... un cóctel tan complejo que es difícil de describir con un puñado de adjetivos. 

Si queréis paladear un cómic diferente ésta es una excelente opción. Aún así, quedáis advertidos de que seguramente os dejará con ganas de más y ya os expliqué como están las cosas en ese sentido. 



Yo por mi parte agradezco el haber conocido esta  inolvidable serie a todos aquellos que antes que yo hablaron de ella en la blogosfera. Una serie que no sólo resiste la relecturas si no que transmite la rara sensación que se va a disfrutar aún más con cada una de ellas. No creo que deje pasar mucho tiempo para hacerme con otras obras de este estupendo autor, como "Quai d' Orsay" o "Gus". Aún así, espero que al señor Blain algún día le dé por mirar hacía atrás, ver lo que adeuda a Isaac, y saldar su deuda para disfrute nuestro.

Mi valoración: 8'5 ( sobre 10 )







8 comentarios:

  1. Como ya somos unos cuantos los que queremos que siga la serie, podríamos hacer piña e intentar ponernos en contacto con el Señor Blain a ver si lo convencemos. Por probar...

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    1. Pues estaría bien la iniciativa. Supongo que desde Francia ya le habrán enviado cosas en ese sentido sus lectores de allí pero si ve que aficionados de otros lugares también pues, quizás, podría obrarse el milagro. ¿Qué propones exactamente, Mr. Gibson ?

      Hay otro caso similar, que es el de "Prophet" de los autores de "Long John Silver", que ha sido retomado después de un montón de tiempo de abandono. Otra serie que me encanta y que se ha quedado "colgada" a un título de su finalización. La verdad que es una faena para los fieles compradores, que las editoriales y los artistas deberían tomarse más en serio. No me parece de recibo dejar tirados a lectores que se han dejado su dinero y confianza en leerlos para emprender otros proyectos que les apetecen más. Si es que encima tanto "Prophet" como "Isaac el pirata" han tenido buenas ventas, lo cual es aún más grave.

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  2. Pues buscamos algún tipo de contacto con él: via blog, via email, via facebook... y le mandamos nuestras reseñas a ver si se compadece de nosotros. Yo de francés ando muy corto, pero de inglés sin problema.

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    1. Me parece perfecto. Te envió un mensaje vía correo y así ultimamos la iniciativa. Estaría bien que se animara más gente y pudiéramos enviarle junto con las reseñas una petición de lectores. Igual le hace gracia y como mínimo le hace pensar en su olvidada serie.

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  3. No he leído aún nada de Blain, pero por las planchas que has puesto, no tiene mala pinta. Lo único que no le pillo el gusto es a sus figuras humanas.

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    1. Entiendo lo que dices, Jolan. Ya te digo, a mí me pasaba lo mismo, pero Blain es un diesel que va calando poco a poco en el lector hasta hacerse con él. Su dibujo, que antes era lo que me tiraba más para atrás, ahora me gusta tanto que de estas fiestas no pasa que me haga con "Gus" y "Quai D' Orsay".

      Saludos desde dentro del laberinto.

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  4. Magnífica serie, cuya lectura me dejó encantado. Me gustaron tanto los 2 primeros, que no pude esperar más y me compré en Francia los siguientes. Y sí, yo también me he quedado con las ganas de más. Y empieza a ser preocupante el tiempo que ha pasado ya sin ninguna noticia al respecto. Blain me gusta mucho, es un excelente contador de historias. Enseguida me hice con los 3 álbumes de Gus que también me gustaron mucho, pero no tanto como Isaac. De momento, no me he hecho con los Quai, aunque mantiene su estilo, prefiero cuando Blain se sumerge en historias de genero. Tampoco me atrae En la Cocina con Alain Passard, que parece más una guía de cocina que otra cosa.

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    1. Por suerte, aún me quedan por descubrir para disfrutar por primera vez "Gus" y "Quai d' Orsay". "En la cocina con Alain Passard" lo tengo y aunque gráficamente me resulten atractivas algunas páginas es lo que es, un libro con recetas de cocina donde se expone la filosofía y metodología culinaria de Passard.

      Saludos desde dentro del laberinto, Chesus

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